Las botellas de plástico PET forman parte del día a día para almacenar un sinfín de líquidos desde agua embotellada a refrescos pasando por zumos, leche, yogures… Se han ido haciendo un hueco disimuladamente con el beneficio de que el PET es un material reciclable y con muchas ventajas.
Vamos a conocer qué tipo de material es el PET y todas sus características para, después, averiguar paso a paso cómo se fabrica una botella de plástico PET.
Las siglas PET hacen referencia al tereftalato de polietileno, uno de los plásticos más utilizados en la actualidad para la fabricación de un sinfín de productos, especialmente de botellas de plástico.
En realidad, su nombre técnico es polietileno tereftalato o politereftalato de etileno y es uno de los termoplásticos existentes, por lo que puede ser reciclado. Además, su alta resistencia hace que sea muy difícil de romper, de ahí que sea ideal para la fabricación de botellas de plástico. De hecho, su uso es tan común que se cree que se generan anualmente unos 12 millones de toneladas de PET y esto aumenta cada año un 6%.
El PET es prácticamente transparente como el cristal pero mucho menos delicado. Esto favorece que el producto que contiene se observe claramente, especialmente las bebidas espumosas o de colores que llaman más la atención.
Al contrario que el cristal, el PET en general y las botellas de PET en particular, es resistente y muy difícil de romper tanto durante la producción de botellas de plástico como durante el trasporte y el almacenamiento. Pero también es resistente a un amplio espectro de temperaturas.
Además, el PET es un material muy ligero. Concretamente, una botella de plástico PET pesa un 90% menos que una de cristal, por lo que el coste de su transporte se reduce en un 30%.
El PET también es reciclable y esterilizable, por lo que es apto para almacenar todo tipo de productos alimenticios.
El primer paso para fabricar estas botellas de plástico es obtener la materia prima, el tereftalato de polietileno, mediante la combinación del etilenglicol (compuesto orgánico) con el ácido tereftálico.
Una vez obtenida la resina de PET, se le da forma alargada similar a la de un tubo de ensayo conocida como ‘preforma’ en un proceso de moldeado de inyección.
Este objeto se calienta a unos 100 grados centígrados para ablandarlo y que una máquina sopladora haga que tome la forma de un molde. Inmediatamente se enfría para que mantenga la forma dada. Existen otros métodos de fabricación, pero este es el más extendido y sencillo.
Y ¡listo! Ya solo habría que rellenar la botella de plástico PET con el líquido correspondiente y terminar la producción con las etiquetas y demás elementos propios del producto. Al ser un proceso tan rápido y automatizado, el coste es muy barato.
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